Me enamora la palabra pasado…
Porque me gusta recordar mis sueños…
que el olvido no los borre con el amanecer, y
me hagan sonreír en mitad de la mañana.
Me apasiona la vida que he vivido…
los besos que ya he dado… aunque sean irrepetibles… las copas consumidas en buena compañía… Los
silencios cargados de miradas y matices, donde no encajaba ninguna palabra.
Los gélidos vientos, aunque lo
fueran mucho, y en muchas ocasiones me azotaran… helándome el alma… Porque sin
pretenderlo acabaron haciéndome sumamente fuerte; y me enseñaron que su bramido
también forma parte de la vida.
El recuerdo de esos cálidos
atardeceres que viví junto a ti, abrazando tu cintura, también me hace vibrar…
Grabados en mi memoria como a fuego… mirando el mar… y el sol… escondiéndose
tras de él… hipnotizado por el ronroneo de sus olas… enamorado de tus ojos
exultantes.
Me emocionan los hombres y mujeres
que estuvieron ahí, cuando andaba perdido… que me tendieron sus manos, y en
silencio… simplemente… escucharon mis palabras. Porque no hay mejor amigo que
el que está a tu lado cuando bajas, y te oye con atención, incluso cuando no
tienes nada que decir.
Me embriagan los recuerdos de mi
vida, buenos y malos… vida, quizá simple y vacía, pero mía… No puedo
evitarlo…me enamora mi pasado; sus luces y sus sombras… me enamoran.
Hermosas frases, bien entrelazadas. Un abrazo, José Luis.
ResponderEliminarUn abrazo Mercedes... Me alegra saber de ti.
ResponderEliminarJosé Luis: añorar el pasado es como correr tras el viento. No sé si será la edad pero recuerdo como si hubiera sido ayer mi pasado...no lo añoro, pero tampoco lo olvido. Me gusta tu forma de escribir. Un beso
ResponderEliminarEs bonito el pasado... Verdad?
EliminarParece como si el hecho de que es único... irrepetible, lo hiciese más entrañable.
Un beso Águeda.
Añoro obre todo, la niñez. Precioso.
ResponderEliminarUn abrazo, José L.
Todo el mundo tiene especiales recuerdos sobre algún momento.
ResponderEliminarUn abrazo María.