sábado, 19 de junio de 2021

Un camino tranquilo

 

Dentro de la ridiculez que te aporta un traje de ciclista… Porque sí… muy funcional, con un diseño estudiado para el menester que fue creado; pero no nos engañemos, a ninguno nos queda bien un traje de ciclista. A los gordos… por gordos; y a los flacos porque evidencian aspectos de su anatomía que seguro que preferirían que no se evidenciaran.

Pues bien, así andaba yo esta mañana. Tratando de acondicionarlo de forma que recuperase un poco de la dignidad que me restaba.

Superado ese último obstáculo que me impedía saltar a uno de esos momentos zen, que cada uno arranca de donde quiere, o de donde puede, comienzo a pedalear… Primero lento y regular… Mientras, mi mente también funciona ocupada en cosas que superan el tedio de lo cotidiano; acompasándose a mi ritmo de pedalear, pero lejos de mi rutina… También libre como ese pedaleo… que hago crecer o decrecer según el ritmo de mis latidos.Con música de canciones, ochenteras a veces, y otras tan cercanas que casi me queman. Esas “Batallas de Gallos” en las que tantos adolescentes se juegan la vida social… y tantos pos adolescentes se juegan su vida … A secas … Porque tienen el sueño de que esto les rentará para siempre, y no hacen otra cosa en su tiempo que versear sin tregua afrentas y bravuconadas, sin ningún otro objetivo que hacerse un sitio en lo que ellos creen que es La Sociedad… Fumando, bebiendo… y sin despertar ni un instante. Y lo que desconocen es que no es bueno soñar si nunca se despierta.

Para vivir, muchas veces hay que dejarse despertar… El soñar eternamente está más cerca de la muerte que de la vida…  En la vida, a veces por suerte y otras por desgracia, hay que permanecer despiertos.

Reflexionando y cargándome definitivamente mi momento zen, pienso que debemos vivir cuando no tengamos más remedio que vivir y cuando nos veamos con arrestos y posibilidades de vivir un sueño… y si no se dan ninguno de estos dos casos… Entonces soñar.

Pienso que la vida es la suma de las tres cosas… Vivir a la fuerza … vivir un sueño … y el sueño improductivo… que nunca dejará de ser eso… Un sueño.

Ahora volveré a mi música ochentera y tratar de dejar de pensar como piensa la juventud… En qué momento me dio por cambiar de cadena y encontrarme con esas “Batallas de Gallos” Lo cierto es que agotan.

Seguiré pedaleando en mi camino… Que en este momento no reconocería otra situación que estuviese más cerca de un sueño que esta… Solo esta… Pedalear tranquilo apartando de mi mente cualquier pensamiento que me desagrade; siguiendo una senda ya trazada, acariciado por la brisa de un día nublado, escuchando el murmullo de los árboles… que sin decir nada, tanto comparten

  

domingo, 24 de enero de 2021

Aquella Familia Virtual

Últimamente tengo algo más de tiempo para navegar por las redes sociales. Al hacerlo me llevo gratas sorpresas. Entre ellas me reencuentro con amigos que siempre tuve, y digamos que los tenía dejados, que no olvidados. Porque ciertamente, a pesar que de muchos de ellos no conozco sus rostros, y firmaban con nombre ficticio o anónimo,  sigo reconociendo su alma en lo que escriben y el cariño que me profesan.

Cada vez que tengo un rato, leo sus blogs y entro en el grupo que se creó cuando un triste día nos cerraron aquel espacio que antaño compartíamos. Es curioso... A pesar que las redes sociales son un instrumento que debiera propiciar el que nos encontremos y compartamos, están muy lejos de igualar a ese grupo que éramos entonces.

Después de aquella ruptura... algunos nos fuimos reconociendo en otros grupos... en otras redes. Y otros... simplemente desaparecieron aquel triste día para siempre.

También pienso que pudiera ser porque ya estamos tan saturados de todo... y estamos viviendo tantos y tan continuos cambios en nuestras vidas, que ya apenas nos queda tiempo para soñar... Soñar tal como lo hacíamos en aquel entonces.

Cada vez que publicábamos un post esperábamos ansiosos los comentarios del resto del grupo... La mayoría opinaban, se prodigaban en sus palabras, y cuando no lo hacían... si se mostraban en desacuerdo con lo escrito... eran sinceros , no crueles.

Me semeja vuestro recuerdo... el de los que seguís y los que desaparecieron de aquel entrañable mundo virtual, a esa gran familia numerosa que se reunía cada día para almorzar y compartir... Porque nosotros éramos esa familia. Con opiniones muy diferentes... Ideas políticas antagónicas en algún caso; pero jamás... a pesar de que por entonces éramos todos prácticamente anónimos... no estuvimos ni tan siquiera tentados de perdernos el respeto.

Gracias porque seguís ahí... En mí tendréis siempre a un amigo... Casi a un hermano...                                                                                              





lunes, 15 de junio de 2020

Dejar de huir



Por fin… Esta mañana lo decidí. Me quité la mascarilla que esta Nueva Normalidad trae atada y recorrí con mi vieja bici los caminos que tanto había transitado antes de esta crisis.  Miré el mar… Y el río… Ambos eran azules… tanto o más de lo que lo eran en la normalidad obsoleta. En realidad tenemos lo que teníamos. Pero me di cuenta de que había desperdiciado los tres últimos meses de mi vida… Con miedo… Huyendo de un Asesino que nadie entiende de donde ha salido ni por qué se ceba con nuestros ancianos.

Ahora que he decidido quitarme mi máscara para hacer deporte... De manera literal, pero también rompiendo las cadenas que dicho complemento significaba … Rebelándome contra ese miedo, que tanto he odiado siempre, y al que en todos los casos, a lo largo de mi vida, he enfrentado, sin darle ni darme tregua…  Ahora… Después de obviar al coronado asesino, más que por valentía por supervivencia; hago memoria de mis tres últimos meses y trato de rescatar lo que me llevo, además del terror ya comentado.

El sabor agridulce cobra protagonismo… Dulce de los ojos de sanitarios, fuerzas de seguridad, trabajadores esenciales etc. Uno mi aplauso y consideración a los de todos los que como yo, agradecidos, aplauden.

Sin embargo, mi sabor amargo surge de todos aquellos que entendieron, esta, una oportunidad más de llevar las circunstancias a su terreno, y aprovecharse de ellas. Son muchos… Más de los que nos pensamos. Pero es así… Ellos, sumidos en su egoísmo y arrogancia, se miran el ombligo y nos demuestran, una vez más, que no son lo que nos merecemos y que están lejos de serlo.

Pido a la suerte o el destino que les de lo que merecen. Porque si ganan algo de todo esto, tal como pretenden, deben saber por siempre que están bailando sobre tumbas; sobre el dolor de aquellos que no pudieron ni tan siquiera velar sus seres queridos y en muchos casos, su desunión y soberbia firman sentencias de muerte, aunque ellos no tengan la decencia de sentirse responsables. Porque hay que ser  tan valientes como humildes para admitir la culpa; y es a partir de ese punto cuando se empieza a construir. Y es mucho el trabajo que queda por hacer.

Yo seguiré cada día batiéndome el cobre con mis miedos, porque me cansé de huir…. Seguiré mirando ese mar inmenso que tanto me aporta y que continúa impertérrito conservando su color, en el que se ven resaltados sus tonos gracias a la caricia del sol tibio que lo ampara. Porque tanto equilibrio me confirma que no todo está perdido. Antes o después se nos dará la oportunidad de que los que se burlaron de nuestro dolor tengan que ajustar cuentas con nosotros y nos enfrenten sin el lastre del miedo y la incertidumbre.

Espero que todos estemos a la altura de darles su merecido... Que ninguno de ellos vuelva a engañarnos. 

    

sábado, 9 de mayo de 2020

Todos compartimos un nuevo amanecer... Lo demás no importa.

Pensé que ya no existía nada de lo que conocimos... Que tendríamos que buscar otra vez nuestro lugar en un mundo extraño... distinto.

La muerte se hacía sitio entre nosotros, de un modo que nunca supuse que llegaríamos a ver.

No teníamos nada... Todo lo que tuvimos está flotando a merced del aire ... Lo que hasta hoy eran certezas se disipan entre las nubes. Eso sí... El aire ahora es puro y limpio. Tan limpio como nunca lo habíamos conocido... ello lo hace menos nuestro...Tan extraño como lo son ahora las circunstancias.

Miré la hora. Amanecía. Traté de abrir los ojos pensando que era una pesadilla lo que acababa de vivir... Pero no... Era nuestra nueva vida; la que empezaba ahora y tendríamos que vivir. No sabíamos nada de ella. Pero ahora teníamos que encauzarla con precaución y coraje.

Miré el televisor... Nuestros políticos, nerviosos y confusos, abrazando sus banderas, prometían soluciones . Al principio de la crisis supieron ofrecernos la esperanza que tanto necesitábamos... Bastó con que aparcaran sus rancios ideales, esos que los diferenciaban. Pero desgraciadamente no tardaron en vendernos humo... Humo una vez más. No tardaron en despertar su arrogancia, tratando de sacar partido del caos... Maldita sea... No es el momento de actuar como alimañas.Tan poco les duele la muerte y el dolor, que siguen mirando y admirando sus ombligos.

Esto pasará... Tardará más o menos, pero pasará ... Sin embargo... el dolor tiene más memoria que ninguna otra cosa en el mundo... Y nosotros sabremos elegir otros representantes ... Mujeres y hombres que merezcamos... que sean capaces de entregarse a nosotros antes que a sus intereses.

Ahora miro ese cielo que despierta, Reflejado en los ojos de esos sanitarios que, con más miedo que esos impresentables que nos gobiernan, pelean cara a cara, sin amilanarse... Dejándose la piel... llorando de sincera emoción cuando escuchan nuestros aplausos. En los rostros cansados de esos bomberos que entran por una ventana para rescatar a un anciano contagiado. O en las distintas policías y ejércitos. Que los hacen bailar distintos bailes... movidos desde un despacho. Pero que al final les queda un rato para encender los rotativos y hacer sonar las sirenas para arrancar una sonrisa a un pequeño que cumple años y está asustado. Al final, serán ellos los que nos salvarán. 

Ese cielo derrama sobre nosotros toda la esperanza que necesitamos. Viéndolo esta mañana respiro hondo... Aprenderemos a vivir de otra manera... Todo irá bien mientras nos amparen ese cielo y mujeres y hombres solidarios, que no entiendan de banderas ni autonomías, cuando hay tantas vidas en juego; y que son capaces de emocionarse con nuestros aplausos.

viernes, 27 de diciembre de 2019

Por encima de las nubes


  De sobra sabes que los buenos momentos expiran... Que la vida se rige por normas propias... y que acaba cuando se lo propone. Demasiado bien lo sabes ahora... Pero no siempre lo supiste... no lo supimos... Ni tú, ni nosotros tus amigos... Aquellos que te quisimos como a un hermano y que hoy lloramos tu perdida. 

No éramos conscientes de que la vida es un capricho de un Dios que no acierta a mostrarnos el sentido de sus actos.

Puede que sí... Que hoy el secreto de la muerte ya no lo sea para ti; y hayas encontrado ese paraíso.... Que exista y ahora lo habites. Sólo espero que valga tanto o más de lo que esperabas, porque es mucho el dolor que nos causa a todos nosotros tu partida... El ver a tu mujer llorando... rota y desarmada, cuando hasta ahora la habíamos conocido henchida de felicidad a tu lado.

Todos te lloramos en realidad. Porque sin quererlo tú, nos dejaste el alma abierta en canal y una cicatriz de por vida, que lleva tu nombre en nuestros corazones.

Estas frases están confeccionadas a retazos. Derramo alguna, cada vez que, como a todos tus amigos que eran muchos, tu recuerdo me aborda sin saber la causa.

Yo no entendí por qué, un cielo egoísta te reclamó, pero supongo que fue porque eras grande. Porque no te conocimos enemigos y si infinidad de buenas palabras y generosas sonrisas que compartiste con nosotros. 

Al principio... Al recibir la triste noticia de que nos habías abandonado, la ira se apoderó de mí. Creía que había llegado a un punto en que podía con cualquier cosa... en que lo sabía todo, y me di de bruces con mi ignorancia. Ahora ya no era un hombre... no era más que un niño asustado, mendigando respuestas a ese Dios injusto que te arrancó de nuestro lado y que nos ahogó en llantos y desesperanza.

Nuestras preguntas no obtendrán respuestas... al menos por ahora. Tenemos que asumir tu pérdida... Por mucho que nos duela. Y ahora llega el momento de preguntarse si desde ese cielo, en el que sin ninguna duda obtuviste un lugar privilegiado, también conoces de nuestro dolor. Esa respuesta sí la conozco... No... No sabes de nuestro sufrimiento. De ser así... de ver nuestro llanto, no gozarías de la felicidad que mereces. Ahora nada debe importunarte... Descansa En Paz, en ese cielo celeste y limpio.

Los que te conocimos nunca te olvidaremos. Y en esta navidad, tan amarga y sin sentido, ya sólo nos reconforta pensar que estarás ahí… Por encima del dolor…  Lejos de nosotros, por desgracia, pero en la inmensidad del cielo, cerca de las nubes…  siempre por encima de ellas.

Orgulloso de tu legado D.E.P. ANTONIO.



martes, 15 de octubre de 2019

Soñar...



Necesitaba soñar para huir...Para quemar las palabras que tanto daño le hicieron... Que casi le arrancaron el alma.

Tenía miedo... a qué tras el sueño sólo hubiese silencio... Como mucho... efímeros recuerdos del pasado, cuando éramos el uno lo mejor de la vida del otro.

Recordar hoy... consciente de que mañana volvería a ser otro día igual... Tan gris como el de ayer... tan vacío como todos los venideros.

Sin ella ya no había nada... sólo frío... Un mundo inhóspito y desapacible.

Lo único que me mantenía vivo era la tenue esperanza, casi extinta, de volver a compartir algún día aquella luna entre palmeras… reflejada en sus ojos exultantes.

domingo, 31 de marzo de 2019

La Escalera de la Vida


No pude evitarlo… Sólo era una escalera inundada por una luz cenital que la hacía misteriosa. Observando su curso, acudieron a mi mente que siempre corre inquieta y no duerme nunca, las preguntas con respuestas que siempre me ofrece cuando la dejo cabalgar a su antojo, sin tomar las riendas que la condicionen; y a pesar de que son muchas, y las muestra atropelladas y a borbotones, he de reconocer que algunas de esas reflexiones son dignas de tener en cuenta.

No sé por qué… supongo que por otro de esos caprichos de mi imaginación enfebrecida,  noté como mi vida transcurría entre los peldaños de aquella escalera que se mostraba ante mí, y empecé a elucubrar sobre cada una de las cuestiones que ya había vivido y que ahora, como por arte de magia, se me mostraban resueltas de manera cristalina.

Descubrí… que la vanidad es un monstruo que hay que erradicar. Y que los silencios, antes o después, pasan factura… Que tener miedo es morir un poco y que perdonar suma vida.

También aprendí que el amor tiene un precio, pero pagarlo es la inversión más rentable que podemos hacer… y cuando se ama de verdad… es generosidad lo que sobra.

Lástima que no nazcamos con estos pocos conceptos aprendidos… porque el final de la escalera está ahí para todos… y entenderlos es lo que nos hará que la bajemos en paz y felices.