domingo, 2 de julio de 2017

Esa socia silenciosa.

    Hoy quiero sentir como mi vieja pluma rasga las hojas con su afilado plumín… compañera en mil batallas, hermana  de sangre en mis sueños…  que siempre me tuvo presente y me invitó a  compartir sus historias… y generosamente me hizo parte de ellas.
Percibir como se funden las palabras en ese papel… que era virgen hasta conocerla, y que ahora se siente completo, gracias a  esa tinta sobre él derramada…  a esa tinta que lo abriga.
 Después de mucho tiempo la esgrimo otra vez… como el soldado que esgrime su espada en el frente… como el viejo amigo con el que te encuentras e intercambias historias, sujetando una copa.  Y  me mira en silencio… sin decir nada me pregunta por nuestros proyectos… tantas historias que empezamos juntos… demasiadas… que no terminamos nunca… y que nos gritan… como todo lo inconcluso. Ella me hiere con su silencio… pero continúa derramando tinta como el primer día… cuando nos conocimos… y nos prometimos fidelidad. Por ella parecen no haber pasado los años… ni haber vivido ni un ápice del dolor con que la vida nos azota sin piedad. Mi vieja pluma no es consciente de cuanto duele el tiempo.
Quisiera ser como tú… amiga… compañera. Y con tu ayuda lo conseguiré… juntos no tardaremos en volver a escribir… a recuperar el tiempo perdido… Sólo dame una tregua, fiel pluma… Pronto volveré… Te lo prometo .

2 comentarios:

  1. Hola, José Luis. Hermosa amistad, la pluma te esperará, seguro. A veces me entran ganas de escribir con el boli en un cuaderno de páginas en blanco pero, finalmente, vuelvo al teclado. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Es verdad amiga Mercedes. A pesar de que hoy se utilizan los ordenadores para casi todo, a veces no puedo evitar escribir en un papel con mi vieja pluma ... Un abrazo.

    ResponderEliminar