Dentro de la ridiculez que te
aporta un traje de
ciclista… Porque sí… muy funcional, con un diseño estudiado para el menester
que fue creado; pero no nos engañemos, a ninguno nos queda bien un traje de
ciclista. A los gordos… por gordos; y a los flacos porque evidencian aspectos
de su anatomía que seguro que preferirían que no se evidenciaran.
Pues bien, así andaba yo esta mañana. Tratando de
acondicionarlo de forma que recuperase un poco de la dignidad que me restaba.
Superado ese último obstáculo que me impedía saltar a
uno de esos momentos zen, que cada uno arranca de donde quiere, o de donde
puede, comienzo a pedalear… Primero lento y regular… Mientras, mi mente también
funciona ocupada en cosas que superan el tedio de lo cotidiano; acompasándose a
mi ritmo de pedalear, pero lejos de mi rutina… También libre como ese pedaleo…
que hago crecer o decrecer según el ritmo de mis latidos.Con música de
canciones, ochenteras a veces, y otras tan cercanas que casi me queman. Esas
“Batallas de Gallos” en las que tantos adolescentes se juegan la vida social… y
tantos pos adolescentes se juegan su vida … A secas … Porque tienen el sueño de
que esto les rentará para siempre, y no hacen otra cosa en su tiempo que
versear sin tregua afrentas y bravuconadas, sin ningún otro objetivo que
hacerse un sitio en lo que ellos creen que es La Sociedad… Fumando, bebiendo… y
sin despertar ni un instante. Y lo que desconocen es que no es bueno soñar si
nunca se despierta.
Para vivir, muchas veces hay que dejarse despertar… El
soñar eternamente está más cerca de la muerte que de la vida… En la vida, a veces por suerte y otras por
desgracia, hay que permanecer despiertos.
Reflexionando
y cargándome definitivamente mi momento zen, pienso que debemos vivir cuando no
tengamos más remedio que vivir y cuando nos veamos con arrestos y posibilidades
de vivir un sueño… y si no se dan ninguno de estos dos casos… Entonces soñar.
Pienso que
la vida es la suma de las tres cosas… Vivir a la fuerza … vivir un sueño … y el
sueño improductivo… que nunca dejará de ser eso… Un sueño.
Ahora
volveré a mi música ochentera y tratar de dejar de pensar como piensa la
juventud… En qué momento me dio por cambiar de cadena y encontrarme con esas
“Batallas de Gallos” Lo cierto es que agotan.
Seguiré
pedaleando en mi camino… Que en este momento no reconocería otra situación que
estuviese más cerca de un sueño que esta… Solo esta… Pedalear tranquilo
apartando de mi mente cualquier pensamiento que me desagrade; siguiendo una
senda ya trazada, acariciado por la brisa de un día nublado, escuchando el
murmullo de los árboles… que sin decir nada, tanto comparten