De sobra sabes que los buenos momentos
expiran... Que la vida se rige por normas propias... y que acaba cuando se lo
propone. Demasiado bien lo sabes ahora... Pero no siempre lo supiste... no lo
supimos... Ni tú, ni nosotros tus amigos... Aquellos que te quisimos como a un
hermano y que hoy lloramos tu perdida.
No éramos conscientes de que la vida es
un capricho de un Dios que no acierta a mostrarnos el sentido de sus actos.
Puede que sí... Que hoy el secreto de la
muerte ya no lo sea para ti; y hayas encontrado ese paraíso.... Que exista y
ahora lo habites. Sólo espero que valga tanto o más de lo que esperabas, porque
es mucho el dolor que nos causa a todos nosotros tu partida... El ver a tu
mujer llorando... rota y desarmada, cuando hasta ahora la habíamos conocido
henchida de felicidad a tu lado.
Todos te lloramos en realidad. Porque
sin quererlo tú, nos dejaste el alma abierta en canal y una cicatriz de por
vida, que lleva tu nombre en nuestros corazones.
Estas frases están confeccionadas a
retazos. Derramo alguna, cada vez que, como a todos tus amigos que eran muchos,
tu recuerdo me aborda sin saber la causa.
Yo no entendí por qué, un cielo egoísta
te reclamó, pero supongo que fue porque eras grande. Porque no te conocimos
enemigos y si infinidad de buenas palabras y generosas sonrisas que compartiste
con nosotros.
Al principio... Al recibir la triste
noticia de que nos habías abandonado, la ira se apoderó de mí. Creía que había
llegado a un punto en que podía con cualquier cosa... en que lo sabía todo, y
me di de bruces con mi ignorancia. Ahora ya no era un hombre... no era más que
un niño asustado, mendigando respuestas a ese Dios injusto que te arrancó de
nuestro lado y que nos ahogó en llantos y desesperanza.
Nuestras preguntas no obtendrán
respuestas... al menos por ahora. Tenemos que asumir tu pérdida... Por mucho
que nos duela. Y ahora llega el momento de preguntarse si desde ese cielo, en
el que sin ninguna duda obtuviste un lugar privilegiado, también conoces de
nuestro dolor. Esa respuesta sí la conozco... No... No sabes de nuestro
sufrimiento. De ser así... de ver nuestro llanto, no gozarías de la felicidad
que mereces. Ahora nada debe importunarte... Descansa En Paz, en ese cielo
celeste y limpio.
Los que te conocimos nunca te
olvidaremos. Y en esta navidad, tan amarga y sin sentido, ya sólo nos
reconforta pensar que estarás ahí… Por encima del dolor… Lejos
de nosotros, por desgracia, pero en la inmensidad del cielo, cerca de las
nubes… siempre por encima de ellas.
Orgulloso de tu legado D.E.P. ANTONIO.